Le verdad, es demasiado, por lo menos para mí, que me ha quedado la piel del lado de adentro y algo así como la carne y las venas a la vista, una viga de hormigón atravesando mi cuerpo y con todo esto, el barro de las botas y el sello en el pasaporte lo confirman; acabo de ingresar a las tierras de la vulneravilidad permanente, está demasiado nublado y sólo veo las huellas de los que ya pasaron.
En este momento comprendo a los tornados, porque soy eso, furia indiscriminada por fuera y totalmente vacío por dentro. Ahora sé, porqué lo hacen.
Los papeles presentados, al parecer no resultaron suficintes, no he podido conseguir ningún tipo de financiación, tengo que pagar en una sola cuota el saldo acumulado de mis habituales inadvertencias. Es un precio demasiado elevado, demasiado, no sé si podré pagarlo, no lo sé. Lo único que sé es que el pagaré ya está firmado.